Devociones perdidas, La Semana Santa del ayer

Las primitivas imágenes de la cofradía de los Gitanos (I)

Nuestro Padre Jesús de la Salud en su altar de San Román.
Nuestro Padre Jesús de la Salud en su altar de la parroquia de San Román. (Fotocoloreado del autor)

En nuestro último artículo adelantábamos una especial dedicación hacia los antiguos titulares de la cofradía de los Gitanos de Sevilla, para lo cual nos serviremos de dos fotografías antiguas a las que hemos dado color mediante técnicas informáticas. La popular corporación gitana, hoy radicada en la iglesia del antiguo convento del Valle, fue una de las confraternidades sevillanas que se vio afectada por la destrucción del patrimonio religioso durante el periodo republicano en las tristemente célebres quema de iglesias. En efecto, la cofradía calé perdió sus imágenes devocionales en la noche del 18 de julio de 1936 durante el sacrílego incendio intencionado de su histórica sede de la Iglesia de San Román. Ambas tallas eran consideradas de entre las más valiosas de las cofradías sevillanas, siendo atribuidas con bastante fundamento al escultor hispalense José Montes de Oca y León (h. 1683-1754), máximo exponente de la imaginería pasionista en la escuela sevillana del siglo XVIII, como ha apuntado su biógrafo, el profesor Antonio Torrejón.

La Hermandad de los Gitanos fue organizada en el año de 1753 en el desaparecido Convento-Hospital del Espíritu Santo de Triana previo decreto firmado el 9 de agosto del cardenal arzobispo Luis Jaime de Borbón, viendo aprobadas sus primeras ordenanzas el 7 de diciembre del mismo año. Sin embargo, hubo de abandonarlo a los pocos meses por la negativa del prior del hospicio a que la nueva hermandad se estableciera en él, basándose en el deseo de la Hermandad de las Tres Caídas -por entonces en la Iglesia de Santa Ana- de regresar a la iglesia conventual donde poseía capilla propia desde 1676. Puede que aquí encontremos el primer dato acerca del antiguo Nazareno de la Salud aunque entremos en el terreno de la hipótesis. Está documentado que el 24 de diciembre de 1738 José Montes de Oca declaró ante escribano público haber realizado «una efixie de un Santo Xpto. de las Tres Caídas de escultura en mill y doscientos rrs.» para Baltasar José de Frías, prior del cenobio trianero. Dos años antes, en 1736, la actual cofradía de la Esperanza de Triana había abandonado la iglesia del convento del Espíritu Santo tras ganar varios pleitos a los religiosos que trataban de impedir que la corporación se llevase sus enseres e imágenes a la vecina Parroquia de Santa Ana. Por lo tanto, no resultaría descabellado pensar que los hermanos hospitalarios decidiesen ocupar el vacío que había dejado el Cristo de las Tres Caídas de la hermandad de la Esperanza con una nueva imagen, algo que ha sucedido en otras ocasiones. De ese manera podría explicarse el encargo de la talla a Montes de Oca. De cualquier forma, la popular cofradía trianera no volvería al Espíritu Santo hasta una fecha que no conocemos, pero que debió ser en el último cuarto del siglo, ya que tras dejar Santa Ana a causa del terremoto de Lisboa en 1755, la hermandad pasó por el Convento de los Remedios durante dos décadas (1756-1776) y por poco tiempo por la capilla de la Encarnación. Decimos ésto porque aquel momento de incertidumbre e indecisión en torno a 1753-1754 obligó a la novel hermandad de los Gitanos a abandonar el Convento del Espíritu Santo, a pesar de que, finalmente, la Hermandad del Cristo de las Tres Caídas no regresó al susodicho cenobio, al menos en esa fecha. Sea como fuere, la cuestión es que la cofradía gitana hubo de trasladarse al barrio del Arenal donde encontró acomodo en el convento agustino del Pópulo en 1754 (precisamente el año del óbito de José Montes de Oca) , en la actual calle de Pastor y Landero. Desde allí realizaría su primera salida en 1757 con las imágenes del Nazareno de la Salud y la Virgen de las Angustias, llevando algunos enseres cedidos precisamente por la Esperanza de Triana (ocho faldones de color negro, cuatro para cada paso). ¿Intentó compensar la hermandad trianera a la nueva confraternidad calé por el incidente con el prior del Espíritu Santo? Nuevamente nos movemos en el terreno de la hipótesis.

En realidad no podemos ni se puede asegurar que la imagen tallada por Montes de Oca en 1738 para el Espíritu Santo sea la misma que hasta el Viernes Santo de 1936 procesionó la Hermandad de los Gitanos. Al respecto, el citado profesor Torrejón Díaz, gran conocedor de la vida y obra del inspirado escultor sevillano sobre el cual desarrolló su tesis de licenciatura en 1985, relacionó el citado Cristo con el primitivo titular de la cofradía gitana, no dudando en adscribirla a la producción del maestro. Por lo tanto y en tal caso, aceptando que hablemos de la misma obra, ésta bien pudo llegar a la hermandad previa cesión de la comunidad religiosa en el momento de su fundación, aunque meses más tarde la invitaran a abandonar la iglesia conventual por los motivos expuestos en el epígrafe anterior. Es decir, es posible que al prior le pareciere excesivo privar a la joven corporación de templo e imagen y les permitiese conservar esta última. Finalmente, el convento se quedó sin su Cristo de Montes de Oca, sin la Hermandad de los Gitanos y sin la de las Tres Caídas y la Virgen de la Esperanza que no regresó al Espíritu Santo hasta bastantes años después. Ésto explicaría que Antonio Torrejón piense que el Nazareno caído tallado por el maestro hispalense fuese el titular de la cofradía de los Gitanos. De este modo, la imagen hubo de ser readaptada o transformada (la Damnatio Memoriae o condena de la memoria) para dejar de escenificar la Tercera Caída de Cristo pasando a representar a Jesús con la Cruz a cuestas camino de la cima del Gólgota, siendo intitulada como Jesús de la Salud. Es muy posible que dicha intervención corriera a cargo del propio Montes de Oca en las postrimerías de su vida.

El antiguo Señor de la Salud sobre su paso en la mañana del Viernes Santo.
El Señor de la Salud sobre su paso en la mañana del Viernes Santo. (Fotocoloreado del autor)

La efigie del antiguo Señor de la Salud podría calificarse de portentosa, atreviéndonos a decir que, de no haber sido destruida por las hordas iconoclastas, hablaríamos de una de las grandes devociones de Sevilla, dada sus altísimos valores plásticos y por el propio carácter popular de su hermandad. Basta ver la ingente cantidad de fieles y devotos que se concentraban alrededor de su paso en las mañanas de aquellas Madrugadas de Viernes Santo. Como decíamos, la imagen gozaba de una calidad notabilísima, siguiendo el modelo del Jesús Cansado o Sin Soga tallado por José Montes de Oca en 1732 para la extinta capilla de San Gregorio de Écija. En efecto, la imagen de referencia sigue cronólogicamente a la astigitana, exhibiendo el realismo y dramatismo propios del estilo del escultor. Esta dependencia del Nazareno ecijano es la que Torrejón advirtió en su mencionada tesis, atribuyendo el primitivo Jesús de la Salud al taller del maestro. El historiador destacó su corpulencia y vigorosidad, siendo una imagen impregnada de fuerte realismo; mostraba la poderosa testa ligeramente inclinada y girada a la derecha, recordando la tipología monteñesina, siendo tocada por las tres potencias en la mayoría de sus salidas procesionales; la cabellera era muy acabada presentando sendos mechones a ambos lados del rostro, enmarcando una faz de expresión dramática y resignada, de mirada baja, boca entreabierta y pómulos ligeramente salientes. La corona de espinas era postiza, habiendo llevado diferentes modelos, siendo conocida la que  hacia 1925 le modeló Joaquín Bilbao. Las manos evidenciaban una factura realista y muy expresiva, recordando a conocidas obras de Montes de Oca; los pies, sin embargo, mostraban un acabado menos cuidado, tal vez por tratarse de una intervención posterior.

El primitivo Nazareno de la Salud recogiéndose en San Román hacia 1935. (Foto: Joaquín Turina. Fundación Juan March)
El primitivo Nazareno de la Salud recogiéndose en San Román hacia 1935. (Foto: Joaquín Turina. Fundación Juan March)
Jesús de la Salud luciendo la túnica bordada atribuida a Juan Manuel Rodríguez Ojeda. (Foto: Haretón)
Jesús de la Salud luciendo la túnica bordada atribuida a Juan Manuel Rodríguez Ojeda. (Foto: Haretón)

El antiguo Señor de los Gitanos vestía túnicas lisas (intuimos que de color púrpura o morado) así como una soberbia pieza bordada en oro cuya autoría se desconoce, habiendo sido estrenada el 15 de abril de 1892 y que se adjudica a Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1853-1930) por su similud con la conocida como de los Cardos ( 1889) del Jesús de la Sentencia de la Hermandad de la Macarena, bordada en el obrador de su hermana Josefa Rodríguez Ojeda bajo diseño de Juan Manuel. Precisamente, un grupo de hermanos proyecta -felizmente- reproducir aquella valiosa túnica del Nazareno de los Gitanos desaparecida igualmente en 1936, pieza que será bordada en el taller de los herederos de Elena Caro durante los próximos meses y que podría estrenarse en 2017 si la hermandad lo estima conveniente. Asimismo, el Señor poseyó otra prenda en tisú de oro color hueso bordada en la técnica de recorte o aplicación por las hermanas Carmen, Concepción y Rosario Farfán García, habiendo sido dibujada y donada por su padre en 1925, el ebanista y proyectista cofradiero Francisco Farfán Ramos, siguiendo el estilo de la túnica persa o mudéjar de Jesús del Gran Poder obra de Rodríguez Ojeda en 1908.

Finalizamos esta extensa semblanza histórica del primitivo Jesús de la Salud de la Hermandad de los Gitanos incidiendo -nuevamente- en la tristísima desaparición de esta imagen, uno de los grandes portentos artísticos de la Sevilla cofradiera de entonces como lo sería de hoy. Como se ha dicho, junto con la Virgen de la Hiniesta, la mayor pérdida de las sufridas por las cofradías hispalenses en los luctuosos sucesos de la década de los treinta del pasado siglo XX.

1 comentario en “Las primitivas imágenes de la cofradía de los Gitanos (I)”

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.