Devociones perdidas, Gubias, agujas y buriles, La Semana Santa del ayer

El taller escultórico de la familia Font e Hijo y su vinculación con la cofradía de la Expiración

Crucificado de la Expiración (Francisco y Ricardo Font, 1930)

Cristo de la Expiración. Francisco Font i Pons y Ricardo Font Estors, Madrid, 1930. Foto: Eladio

  • Artículo publicado en la Revista «Expiración» (otoño de 2022).

La actual corporación penitencial del Cristo de la Expiración y la Virgen de los Dolores fue fundada en 1920 en la iglesia de San Pedro. Desde el principio, la intención de la joven fraternidad fue la de sacar en procesión la efigie de un antiguo crucificado que se veneraba en uno de los altares del templo, así como a la imagen de María Santísima de los Dolores (1), talla del siglo XVIII que, igualmente, recibía culto en la iglesia (2). Se desconoce el origen de la escultura del Crucifijo, si bien, se deduce que se encontraba en la iglesia desde tiempo atrás, probablemente, desde la apertura de la misma en el siglo XVII (3).

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Primitivo Cristo de la Expiración en 1922
«Paso» del primitivo Cristo de la Expiración por la calle Sebastián Souviron (1922). Foto: Francisco Sánchez

Para la primera salida procesional del Miércoles Santo 23 de marzo de 1921 la talla del Cristo de la Expiración fue restaurada por el artista y hermano fundador, Manuel Oliver Rosado, autor, asimismo, del trono sobre el que lució el titular (4). Hasta 1925 el Crucificado procesionó en solitario, ya que, un año después tuvo lugar la inclusión en el “paso” de la figura de María Magdalena, imagen que sería esculpida por el valenciano Pío Mollar Franch. Empero, la nueva talla no resultó del agrado de los hermanos, solicitando a su autor que la misma fuese reformada, ya que era visible el diferente canon que presentaba respecto a la imagen titular, así como cierta tosquedad en sus formas (5). Como consecuencia de ello, la efigie fue enviada a Valencia para su corrección, aunque el imaginero levantino se mostró más partidario de substituir la imagen del Cristo que de rectificar su nueva obra (6). En este punto, es conveniente destacar que nos encontramos ante la primera noticia o reseña acerca de una posible substitución del titular cristífero. No obstante, Mollar entregó la Magdalena reformada para la Semana Santa de 1928, aunque, tras examinar el material gráfico conocido, no hemos logrado advertir diferencias en la talla en relación a su estado primigenio, por lo que, el desagrado en los cofrades no disminuyó. En la mañana del Jueves Santo de 1929 el Cristo de la Expiración volvió a procesionar con la figura de la santa de Magdala a sus pies, ya que, la noche del Miércoles Santo no pudo efectuar la salida a causa de la lluvia. Fue la última vez que el primitivo titular procesionó por las calles de Málaga.

Bendición del grupo escultórico del Cristo de la Expiración y la Magdalena obra de Font e Hijo. 16 de marzo de 1930. Foto: Eladio

El primer Crucificado de los Font para la hermandad de la Expiración

En efecto, un año después, el 16 de marzo de 1930, en una solemne ceremonia presidida por el obispo Manuel González con sermón del canónigo arcipreste de la Catedral Andrés Coll, fue bendecido el nuevo Cristo de la Expiración, así como la imagen de la Magdalena, ambas obras del taller madrileño de Francisco Font y Pons (1848-1931) y su hijo Ricardo Font Estors (1893-1982). La misa contó, además, con la capilla vocal y musical de la Catedral malagueña, tras la que la imagen quedó expuesta a la veneración de los fieles. Las nuevas imágenes fueron sufragadas por la ilustre benefactora de la cofradía perchelera, doña María de Cubas y Erice, viuda del marqués de Aldama, don Luis Ussía y Aldama. Aquel mismo año de 1930 el nuevo grupo escultórico procesionó por vez primera, desconociéndose cuál fue el destino del antiguo Cristo y la Magdalena de Pío Mollar, aunque es de suponer que serían reubicados en alguna estancia del templo de San Pedro. En 1931 el “paso” del Crucificado de la Expiración de Font e Hijo salió por segunda y última vez, puesto que las imágenes fueron destruidas durante el asalto a la iglesia de San Pedro el 12 de mayo de 1931. El primitivo Crucifijo barroco se dio por perdido al igual que la desdichada figura secundaria de Mollar, aunque su busto ha sido recientemente localizado en el Museo de Málaga (7). En lo relativo a la controvertida decisión de la substitución del antiguo titular, cabría preguntarse qué la motivó. La desafortunada incorporación de la imagen de la Magdalena de Pío Mollar y su evidente falta de unidad estética respecto a la talla del Cristo, debió influir, aunque sorprende que la hermandad no optase por restituir la representación original de la imagen titular en solitario. La solución al problema fue drástica, desplazando al interesante simulacro fundacional, el cual fue reemplazado por una talla que, si bien, fue elogiada por los medios cofradieros de la época, no superaba su calidad artística ni encajaba de forma notoria en los cánones procesionistas locales. Podríamos conjeturar que la marquesa viuda de Aldama, sabedora del descontento que anidó en el seno de la fraternidad por las causas referidas, debió influir en la decisión de encomendar al taller escultórico de Font e Hijo el nuevo titular de la corporación, dado el reconocimiento que el obrador poseía en los círculos artísticos madrileños.

Detalle de las esculturas del Crucificado expirante y la Magdalena. Fotos: Archivo del autor

El escultor Francisco Font y Pons (Francesc en catalán) nació en Barcelona en 1848, formándose junto a los hermanos Agapito y Venancio Vallmitjana y el también escultor Domènec Talarn (8). Con treinta años abrió taller propio donde realizó diversas obras privadas y de carácter civil, como su colaboración en el Monumento a Colón y una estatua de Juan Sebastián Elcano en el Paseo de Gracia, destacando su obra El Enigma de Tebas (1884) con la que logró la tercera medalla en la Exposición de Bellas Artes de Madrid. En 1888 se trasladó a la capital del Reino, instalándose en la calle Desengaño, donde comenzó a recibir encargos de temática religiosa, así como de carácter privado y públicos, trabajando para diversos puntos de la geografía nacional y de Hispanoamérica. En 1893 nació su hijo Ricardo, que también sería escultor y trabajaría en el taller paterno. Del mismo saldrían numerosos trabajos para la Compañía de Jesús, convirtiéndose en uno de sus principales clientes (9).

Foto 1: Crucificado con San Lucas, Francisco de Zurbarán, h. 1638. Museo del Prado. Foto 2: Crucificado, Font e Hijo. Oratorio privado. Foto: Otto Wunderlich, h. 1915-1936.

En 1930 el taller de Francisco Font e Hijo recibió un encargo singular: el nuevo Cristo de la Expiración para la hermandad homónima de Málaga, cuya Semana Santa gozaba de gran renombre y prestigio. El trabajo, además, fue encomendado por la marquesa viuda de Aldama, benefactora de la cofradía e ilustre figura de la nobleza española. Font padre contaba por entonces con 82 años, por lo que es muy probable que la responsabilidad principal del trabajo recayera en su hijo Ricardo y los colaboradores del taller. La figura agonizante se inspiraba en algunas obras del tema de Cristo en la Cruz creadas por Francisco de Zurbarán, como el magistral Crucificado (1627) custodiado en el “Chicago Art Institute”, si bien, la imagen escultórica de Font dibujaba el negativo de la representada en el lienzo del pintor de Fuente de Cantos. Otras obras del artista extremeño pudieron servir como fuente de inspiración al taller de los Font para llevar a la madera la talla cristífera, principalmente, el Crucificado con San Lucas (h. 1638) conservado en el Museo del Prado. A este respecto, el Cristo de la Expiración seguía con fidelidad el prototipo o modelo de Cristo en la Cruz planteado por Francisco Font, de los que hemos podido localizar dos ejemplares muy similares, uno de los cuales aparece en las ilustraciones que se adjuntan.

Crucificado de la Expiración y Magdalena obra del taller de Font e Hijo (Madrid, 1930).

Sin embargo, mientras el primer crucificado de Zurbarán mostraba el cuerpo difunto de Jesús y el segundo una actitud dialogante con el evangelista, el titular malagueño representaba el instante anterior a la muerte, mostrando un gesto forzado y poco común de dicho episodio de la Pasión, focalizado en la posición de la cabeza hundida sobre el pecho, más apropiada para la de un crucificado muerto. En este sentido, en la testa y el rostro se condensaban los valores expresivos de la efigie, destacando los ojos vítreos de mirada alta cargados de dramatismo. La imagen lucía corona de espinas superpuesta sin potencias, amplio paño de pureza con decoración judaica recogido en el lado derecho (lado opuesto al de la caída de la cabeza, como acostumbraron Pablo de Rojas y Alonso de Mena, entre otros, y cuyo esquema evoca los dibujados por Zurbarán), hallándose el cuerpo fijado por tres clavos a una alta y tosca cruz de sección plana o cepillada, rematada por la tablilla trilingüe. Para acompañar al Cristo, el taller también entregó una figura de la Magdalena de talla completa con estofados, imagen de actitud hierática representada en posición erguida sobre una voluminosa peana.

Primera salida del Cristo de la Expiración de Font e Hijo (1930). Foto: Archivo del autor

Una paternidad desconocida: el taller de Font e Hijo y su segundo Cristo de la Expiración

Mañana del Viernes Santo de 1935. La cofradía de la Expiración había salido de la iglesia del Sagrado Corazón y en su primer ‘paso’ procesionaba el nuevo Cristo de la Expiración, obra del taller de Font e Hijo. En la fotografía, la comitiva del Cristo por la Puerta del Mar. Foto: Juan Arenas Cansino. Archivo CTI-UMA

Como hemos visto, en los sucesos de 1931 fue destruido el grupo escultórico, aunque, entre los escombros, pudo encontrarse la cabeza deteriorada del nuevo Cristo y uno de sus brazos. El 17 de noviembre de aquel año falleció en Madrid Francisco Font y Pons, “escultor pontificio”, como rezaba en su esquela (10). Para la Semana Santa de 1935 y tras la devastación sufrida cuatro años antes, las cofradías (las que tuvieron la posibilidad de hacerlo) acordaron volver a efectuar la salida procesional, bajo el auspicio y el empuje de la Agrupación de Cofradías y la Comisión Pro Semana Santa, así como la colaboración y ayuda de los comerciantes malagueños y otros estamentos. La cofradía de la Expiración había podido salvar a la Virgen de los Dolores, los dos tronos, el palio y manto, además de varios enseres. En cambio, tanto el Crucificado primitivo como el de Font habían desaparecido. Con objeto de que la hermandad pudiese volver a procesionar sus dos “pasos”, la marquesa viuda de Aldama entregaría una nueva imagen. Según la revista La Saeta que había vuelto a editarse tras el consabido paréntesis, “la caritativa Marquesa ha premiado tan plausible constancia y con destino a la Hermandad y para que reciba culto, envía este año de 1935, desde Madrid, una nueva escultura del Señor pendiente de la Cruz. Según nuestras referencias la imagen de Cristo es de reconocido valor artístico…” (11), sin adjuntar información acerca de su autoría. En época más reciente, Agustín Clavijo afirmaba que la imagen se debía a un anónimo artífice madrileño del siglo XX, aunque se lamentaba de no haber podido tener acceso a más información documental y gráfica para el examen de la obra (12). En la mañana del Viernes Santo la cofradía hacía su salida desde la iglesia del Sagrado Corazón figurando en el primer “paso” el nuevo Crucifijo expirante, tercera imagen titular de la cofradía de San Pedro (13).

Fotos 1 y 2: Dos instantes de la procesión de la cofradía de la Expiración en 1935. Foto 3: Busto destrozado de la primera imagen del Cristo obra de Font e Hijo tras los sucesos de 1931.

Finalmente, y después de tantos años, tras examinar el material gráfico y el documental, no tenemos dudas de que aquella talla donada por la marquesa en 1935 y que hasta hoy se ha considerado de autor desconocido, fue realizada por el mismo taller de Font e Hijo. Son varias las razones que llevaron, primero al desconocimiento y más tarde al equívoco, acerca de la historia de este tercer titular de la hermandad de la Expiración. En primer lugar, la ausencia de datos dadas las circunstancias políticas y sociales que atravesaba la nación y, por ende, la propia ciudad, apenas cuatro años después de la barbarie iconoclasta, donde debieron primar la prudencia y la discreción. En segundo lugar, la procedencia de la donación, que pudo llevar a la benefactora a no informar al respecto por los mismos motivos expuestos. Asimismo, existe una conocida y magnífica serie de fotografías donde se observa el cortejo procesional a la luz del mediodía en su discurrir por la Puerta del Mar, en dirección a la Alameda. Estas estampas han sido datadas tradicional y erróneamente en 1931, identificando en ellas al Cristo del taller de Font e Hijo bendecido en 1930 que salió junto a la Magdalena hasta 1931. Sin embargo, hay dos datos que nos ofrecen las fotos que nos sirven para rechazar esta datación y ajustarla de manera definitiva. Primero, el Cristo no figura con la Magdalena a sus pies, imagen que procesionó en 1930 y 1931, tal y como está documentado. Y, segundo y aún más esclarecedor: a la izquierda de la foto se observa el solar de la que fue sede del diario La Unión Mercantil y la revista La Unión Ilustrada, cuyo edificio propiedad de la familia Creixell fue incendiado en las primeras horas del 12 de mayo de 1931, resultando prácticamente destruido. Ergo, la fotografía no puede corresponder a la Semana Santa de 1931 porque aún no se habían producido los célebres sucesos y la imagen no era la aludida, sino una posterior. En realidad, estas estampas recogen el paso de la cofradía en la mañana del Viernes Santo de 1935 y en ellas se ve al nuevo Cristo de la Expiración obra del taller de Font e Hijo presidiendo su trono sin la figura de la Magdalena. Como se puede comprobar, los artífices de la escultura se limitaron a efigiar una nueva versión de su prototipo de Cristo en la Cruz, siendo prácticamente idéntico al tallado en 1930. La evidente similitud entre ambas obras coadyuvó a la confusión, pero ningún estudioso reparó en ella ni observó los detalles de las fotografías (14). Lamentablemente, como sucedió cinco años antes, la nueva talla de Font (ya sin la presencia en el taller del patriarca y fundador del mismo tras su óbito en 1931), resultó destruida en el ataque a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús acaecido el 18 de julio de 1936 tras el estallido de la Guerra Civil. En el informe de pérdidas sufridas por la hermandad en el periodo de 1931-1936, la obra fue valorada en cinco mil pesetas. Por fortuna, la Virgen de los Dolores fue puesta a salvo de los incendiarios.

Viernes Santo de 1935. El segundo Crucificado de la Expiración del taller de los Font procesionaba por la calle del Marqués de Larios. Foto: Archivo de la Archicofradía de la Expiración.

Sirvan estas líneas para recordar de forma somera la breve pero irrepetible historia de dos imágenes que fueron titulares de una de las hermandades más renombradas de la ciudad.

Notas:

  1. DÍAZ OCEJO, Mª. P., “La reorganización de la cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores”, en CAMINO ROMERO, A. y DÍAZ OCEJO, Mª. P., Nuestra Señora de los Dolores de San Pedro. Historia y devoción, Agrupación de Cofradías, Colección “La Saeta” Libros cofrades nº. 11, Málaga, 2011, p. 35.
  2. La talla de la Dolorosa ha sido atribuida por los profesores Sergio Ramírez González y Juan A. Sánchez López al escultor malagueño Vicente Asensio de la Cerda Rodríguez de Ávalos, en torno a 1775-1783.
  3. El primitivo Crucificado de la Expiración se consideraba una escultura del círculo de Alonso de Mena del segundo cuarto del siglo XVII. Desapareció en los sucesos de mayo de 1931.
  4. Curiosamente, aquel primer trono construido por Oliver Rosado, sirvió de retablo callejero a las cinco imágenes que la hermandad ha procesionado entre 1921 y 1942, siendo salvado de los acontecimientos de los años treinta y usado hasta el estreno de las formidables andas actuales labradas por el taller de Granda.
  5. VAREA FERNÁNDEZ, D. J., La antigua Magdalena de Pío Mollar, Revista Expiración nº. 5, Málaga, 2021, p. 130.
  6. DÍAZ OCEJO, Mª. P. y CAMINO ROMERO, A., Op. cit., Málaga, 2011, p. 62.
  7. VAREA FERNÁNDEZ, D.J., Op. cit., Málaga, 2021, p. 128.
  8. https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Font (consultado el 27-9-2022).
  9. Idem.
  10. ABC, Madrid, 17 de noviembre de 1931.
  11. «Lista de cofradías por orden de desfile ante la tribuna», La Saeta nº. 11, I Época, Málaga, 1935, s/p.
  12. CLAVIJO GARCÍA, A., La Semana Santa malagueña en su iconografía desaparecida, en Semana Santa en Málaga, vol. 2, Ed. Arguval, Málaga, 1987, p. 46. El autor se contradijo en la descripción de una fotografía de la salida del Cristo de la Expiración desde la iglesia del Sagrado Corazón en la mañana del Viernes Santo de 1935, adjuntando que la imagen era una “obra anónima malagueña del siglo XX”. Sin duda, debió ser un error.
  13. Varios fueron los motivos para que los desfiles procesionales se realizasen en horario matutino. Primeramente, tras desestimar la ida inicial de que las procesiones diesen comienzo el Martes Santo (dos cofradías cada día), se creyó conveniente y más seguro que se concentrasen el Jueves y Viernes Santo y durante la mañana y primeras horas de la tarde, evitando así los posibles actos de rechazo más propicios en la oscuridad de la noche. En segundo lugar, la cadena estadounidense “Fox” había mostrado su deseo de tomar imágenes de los cortejos penitenciales, para lo cual, la luz diurna facilitaría dicha labor.
  14. Durante algún tiempo barajamos la posibilidad de que, al tratarse de dos esculturas prácticamente idénticas, la primera imagen no quedó destruida en 1931 y, tras ser restaurada, hubiese sido procesionada en 1935. En cambio, los datos acerca de una nueva imagen y una nueva donación parecerían demasiado caprichosos y rebuscados.

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