
Iniciaremos nuestro ensoñador itinerario por una de las imágenes más emblemáticas de Triana y unos de los Nazarenos más logrados de Sevilla: la soberbia talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Hermandad de La O, obra documentada del insigne escultor sevillano Pedro Roldán y Onieva en 1685. Si nos ceñimos a la documentación conservada así como a los testimonios gráficos, esta bella efigie de Jesús con la cruz a cuestas ha ido habitualmente iluminada por candelabros de guardabrisas en sus andas procesionales a lo largo de su historia. Desconocemos el tipo de luz que llevó al primitivo conjunto barroco realizado por Miguel Franco en 1686 (si es que llevaba alguna y no hermanos iluminando las andas con hachas), un año después de la llegada del Señor a la hermandad. Aquel antiguo paso contaba con relieves y ángeles del propio Pedro Roldán que probablemente fueron incorporados al ejecutado a mediados del siglo XIX y al que se refirió Bermejo como «peana» tallada y dorada «imitando a las antiguas». Así, el paso estrenado en 1846 de autor desconocido contaba con los referidos elementos de iluminación en sus ángulos, los cuales serían sustituidos en 1879 y ampliados a número de seis en 1884 durante la reforma efectuada por José de la Peña y Ojeda. Aquel paso fue sustituido por el actual creado por José Martínez Martínez y estrenado en 1977, vendiéndose a la hermandad del Santo Entierro de Carmona (incluyendo los medallones roldanescos) que lo sigue usando en la actualidad después de haberlo restaurado y reformado, adaptando el juego de candelabros a sus necesidades procesionales, recortando para ello la altura de los mismos al suprimir el brazo superior con su tulipa. Sigue leyendo «Sueños y utopías cofradieras: el Nazareno de La O»