Devociones perdidas, La Semana Santa del ayer, Santa María, Madre de Dios, Una arquitectura para el culto

A propósito de una fotografía inédita de la primitiva Virgen del Amor

Altar de cultos de María Santísima del Amor (ca. 1929). Iglesia de Santiago (Málaga). Foto: Archivo David Varea
  • Artículo publicado en el Boletín de la Cofradía del Rico (Cuaresma de 2023)

Para el autor de este breve estudio para el boletín de mi querida cofradía del Rico, es un verdadero placer y un honor poder contribuir, en la medida de mis posibilidades, a la divulgación de la fecunda historia de la corporación del Miércoles Santo, a la cual pertenecí desde mi nacimiento y hasta poco después del óbito de mi recordado padre, Carlos Varea García-Cabrera, acaecido en 1998. Dada la importante y prolongada vinculación que numerosas generaciones de mi familia paterna (también la materna) ha mantenido desde hace décadas con la hermandad, colaborar con la publicación “Escapulario” supone para el que suscribe un cúmulo de sentimientos de indudable hondura y emoción.

Bajo la hornacina que cobijaba al Nazareno se hallaba la urna donde se veneró la primitiva Dolorosa. Foto: Archivo David Varea

Tras esta somera introducción cargada de tintes personales, vamos a pasar a analizar e historiar la valiosa fotografía que ilustra este artículo. La misma recoge a la antigua imagen de María Santísima del Amor presidiendo un altar de cultos en la capilla que la cofradía posee en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, espacio sagrado que los titulares ocupan desde el establecimiento de la fraternidad en dicho templo en octubre de 1836, tras verse obligada a abandonar su sede fundacional del convento de San Francisco, una vez clausurado como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal. Dicha capilla es la segunda de la nave del Evangelio, la cual contaba con un sencillo retablo de madera blanca de estilo neoclásico que procedía del antedicho convento de San Luis el Real, sede fundacional de la cofradía, centrado por una hornacina que presidía la primitiva talla del Nazareno del Rico destruido en 1931. A sus plantas se encontraba una urna donde fue ubicada una dolorosa de medio cuerpo adquirida el 11 de abril de 1847 con objeto de ocupar el vacío dejado por la desaparición de la antigua imagen mariana durante la ocupación francesa de la ciudad en

La Virgen del Amor en torno a 1920, año del estreno de la corona. Curiosamente, la imagen fue retratada con sus manos entrelazadas originales. Foto: Archivo Cofradía del Rico

1810 (1). Se trataba de la imagen que, años más tarde, se convertiría en la cotitular de la cofradía, talla procedente de un oratorio privado que era cedida para los cultos hasta que pasó a ser propiedad de la hermandad en la fecha antes citada. La devoción mariana de la cofradía del Rico puede remontarse a sus orígenes en el siglo XVII a través del voto o juramento de defensa de la pura y limpia concepción de la Virgen María (2). No obstante, no será hasta el siglo XVIII cuando se tengan noticias acerca de la veneración a una imagen de la Virgen, tal y como recoge el acta del 27 de abril de 1847 que hace referencia a la afirmación de algunos hermanos antiguos de la presencia de una dolorosa a los pies del Nazareno desde tiempo atrás (3). La nueva imagen devocional era originariamente una talla de las denominadas de urna, presentando las manos unidas en actitud orante y la cabeza ligeramente girada hacia la izquierda, siendo de autor desconocido del siglo XVIII. Ya en nuestros días, la Dolorosa ha sido atribuida al escultor local Vicente Asensio de la Cerda Rodríguez de Ávalos en torno a 1775 (4).

Se desconoce el autor de las manos extendidas que la Virgen lució para su primera salida como titular de la cofradía en 1916. Foto: Archivo David Varea

Los cultos a la Virgen a raíz de su llegada a la iglesia de Santiago fueron frecuentes, gozando de una importante corriente devocional en la feligresía como atestiguan las numerosas misas celebradas en su honor (5). Ya en la segunda mitad del siglo XIX la imagen comenzaría a ser titulada como Nuestra Señora de los Dolores, acompañando al Cristo en la procesión que tenía lugar el Jueves Santo (6), aunque de manera ocasional debido a las dificultades económicas que atravesaba la cofradía. Es muy probable que para ello al busto le fuese añadido un candelero o devanadera para presentar a la efigie en posición erguida. A comienzos del siglo pasado, en concreto en 1904, fue constituida la Congregación de Cultos de Nuestra Señora de los Dolores en el seno de la hermandad, compuesta por mujeres exclusivamente. Esta asociación de carácter piadoso dependía de la corporación y velaba por la celebración de los cultos de la Virgen y su procesión. Sin embargo, la actividad de la congregación decayó con prontitud y cuatro años más tarde quedó disuelta. Aquel año de 1908 fue aprobada la incorporación como cotitular de la advocación de Nuestra Señora de los Dolores (7). Ocho años después, en 1916, la Virgen, ya con las manos extendidas y luciendo ráfaga y puñal, procesionó por vez primera en el siglo XX tras los pasos de Jesús El Rico en la noche del Miércoles Santo, jornada santa a la que la cofradía se había incorporado en 1914 por primera vez en su historia ante la imposibilidad de salir el Jueves o el Viernes Santo (8). Aquella histórica salida la hizo sobre el antiguo trono de carrete del Nazareno obra de Casasola, en espera de la ejecución del propio que sería estrenado en 1919, proyectado y construido por Francisco Prini, hermano de la cofradía (9). En 1917 la cofradía encargó un manto bordado a la Casa Barrera de Madrid, acrecentando el deseo de los hermanos de contar con un nuevo trono. Dicha pieza, con sus característicos motivos florales en las “vistas”, estaba bordado en oro sobre raso azul. Un año más tarde, tuvo lugar un hecho insólito como fue la decisión de no procesionar a la imagen al no poder contar con el nuevo trono. Como otras dolorosas de la época, la Virgen de los Dolores procesionaba sobre un conjunto carente de palio, elemento que tardaría algunos años en ser añadido. Para la Semana Santa de 1920 la titular contaría con una airosa corona imperial labrada en plata que fue donada por Adolfo Domenech Viaplana, directivo de la cofradía que en aquella época ocupaba el cargo de mayordomo ambulante en la procesión

(10). Aquel mismo año, la camarera de la Virgen, doña Amparo Pérez de Domenech hizo donación de un cíngulo de terciopelo rojo bordado en oro y rematado en borlas. En junio de 1923 se produciría un hito histórico del que este año se cumplirá un siglo, como fue el cambio de advocación de la titular mariana que pasó a intitularse María Santísima del Amor, a propuesta del mayordomo de la junta directiva Adolfo Alcausa Lobillo (11). De este modo, ya en 1924 la Dolorosa procesionó por vez primera con el nuevo título. Un año más tarde, la prensa local y la revista “La Saeta” informaban del estreno de un manto bordado para la Virgen. Empero, observando las fotografías existentes anteriores y posteriores a 1925 se puede comprobar que la imagen continuó luciendo el manto de la madrileña Casa Barrera encargado en 1917. En cambio, sí se puede sugerir una alteración en el arreglo de la efigie, al observarse una toca en tul bordada de estilo oriental que caía sobre los hombros desde la cabeza. Podría tratarse de la prenda referida como estreno. Ya en 1926, se produjo el

Miércoles Santo, 16 de abril de 1924. La Virgen del Amor en la plaza de la Constitución en su primera salida
con la nueva advocación. Foto: Archivo David Varea

importante estreno del nuevo y magnífico trono tallado por el granadino Luis de Vicente, así como del anhelado palio con su diseño de ochava y sus barras o varas, como se denominaban en la época. El palio había sido dibujado por Manuel Delgado y fue bordado en oro sobre damasco azul claro por las Madres Adoratrices, quedando terminado para la Semana Santa de 1927 (12). Sin lugar a dudas, el nuevo conjunto procesional, con su pionero e innovador palio ochavado, sus ajustadas proporciones y su esbeltez, venía a constituir uno de los pasos más majestuosos y bellos de la Semana Santa de Málaga, sin obviar la indudable categoría artística de la imagen.

Regresando al objeto de este artículo, como es la divulgación de esta soberbia fotografía de finales de la década de 1920, vamos a detenernos en los detalles más sobresalientes de la misma (13). Sabemos que hasta el año de 1928 la hermandad celebraba los cultos cuaresmales a sus titulares en formato de quinario (14), siendo a partir de 1929 cuando lo haría en forma de triduo. Si aceptamos la datación de una fotografía del altar de cultos de Jesús el Rico precisamente en 1929, podríamos conjeturar que la del altar de la Virgen que tratamos se correspondiese al mismo año, aunque no se trata más que de una suposición. En la del Cristo, que por primera vez es dada a conocer en su formato completo (15), aparece la devota imagen del Nazareno en un suntuoso altar levantado en el lado derecho del bajo presbiterio, a los pies del pilar del arco triunfal de la capilla mayor. En él se distinguen elementos del trono de la Virgen (cartela frontal y otra lateral) y también del Cristo (el escudo real de la cartela delantera rematando el dosel y dos cabezas de querubines), conjunto del recordado Luis de Vicente estrenado en 1928, por lo que la fecha cuadraría. Tomando como referencia aquel primer triduo que la cofradía celebró, podríamos deducir que pudo existir un deseo interno de inmortalizar ambos altares, dada la novedad que supuso y la riqueza ornamental y compositiva que rebosaban. Además, aquel culto supuso otro hito histórico, como fue la cesión de la cabeza degollada de San Juan Bautista que se custodiaba en la capilla de la Cárcel, la cual figuraba en el altar y había pertenecido a la extinta hermandad de los Pobres de la Cárcel, creada en el siglo XVI y cuya última sede había sido la iglesia de Santiago, precisamente (16). Recordemos que aquel histórico triduo dio comienzo el viernes 1 de marzo a las ocho y media de la tarde, con exposición del Santísimo, rezo del Santo Rosario, letanía cantada, preces del triduo y sermón a cargo de Andrés Coll y Pérez, canónigo arcipreste de la Catedral, contando con la orquesta del profesor Peña. El domingo 3 de marzo (tercero de cuaresma) se celebró misa de comunión general a las ocho de la mañana y a las once la solemne función con panegírico del citado Andrés Coll, bendición y reserva de Su Divina Majestad a cargo del obispo Manuel González García, cantándose, por último, la salve en el altar de la Virgen. El prelado otorgó cincuenta días de indulgencia a los fieles que asistiesen a los cultos (17).

Como veíamos al principio, la imagen fue tomada con luz diurna, presumiblemente antes del mediodía, como se traduce de las luces y sombras que desprende la estampa. La recordada titular presidía un formidable altar de cultos erigido en la capilla de la cofradía, efímero aparato cultual en el que destacaba, sobre manera, la presencia del palio estrenado en 1926. En efecto, la magnífica talla de la Virgen del Amor, luciendo su mejor ajuar, se alzaba sobre una peana de carrete, cobijada por el palio que hacía las veces de dosel y flanqueada por sendas parejas de barras de palio de cuyas macollas penden cordones de oro. Despunta el techo tras la imagen, en el que se advierte una gran cruz de Santiago bordada en seda sobre rayos y el piadoso y característico lema “Todo por tu Amor”, que aún hoy figura en el techo del actual palio de Leopoldo Padilla. En el frente de altar vemos la bambalina delantera sin el escudo real de Alfonso XIII, mientras que sobre el sol del JHS que corona el retablo, aparecen unos paños de bocina bordados, como en el altar del Cristo. Sobre unos pedestales dorados se distinguen los candelabros metálicos con tulipas del trono de Prini. Asimismo, en torno a la Dolorosa se observan numerosos juegos de candelabros y candeleros, así como una profusión de jarrones y ánforas con flores de varios tipos, como calas, claveles o margaritas, además de macetas de distinta variedad y altura. Volviendo de nuevo a la Virgen, la vemos vestida con sencillez, mimo y delicadeza, ataviada con su vestido bordado de procesión en el que destaca el anagrama mariano, el manto azul bordado con aquellos motivos florales tan singulares y la corona imperial. En sus manos, un rosario y el pañuelo de encaje. Sobre el pecho y prendido en la gasa del tocado se advierte un rico broche de pedrería. Una visión espléndida de un altar de cultos de gran magnificencia de hace casi un siglo. Desgraciadamente, la mayor parte de los elementos que lo conformaban, incluida la imagen, fueron destruidos en 1931.

Notas:

(1). MARTÍNEZ SALAS, D., La devoción a María Stma. del Amor, origen y evolución hasta 1916, La Saeta, nº. 12, Málaga, 1988, p. 89.

(2). Ídem.

(3). Ídem.

(4). SÁNCHEZ LÓPEZ, J.A. y RAMÍREZ GONZÁLEZ, S., Proyección social, endogamia y continuismo artístico: los Asensio de la Cerda, una familia de escultores en la Málaga Ilustrada, Boletín de Arte nºs. 26-27, Universidad de Málaga, Málaga, 2005-2006, pp. 307 y 315.

(5). MARTÍNEZ SALAS, D., Op. cit., p. 90.

(6). El Avisador Malagueño, Málaga, 21 de abril de 1867.

(7). RODRÍGUEZ DE TEMBLEQUE GARCÍA, S. y PALOMO CRUZ, A.J., Historia de la Hermandad de Jesús El Rico (1584-1939), Agrupación de Cofradías, Colección “La Saeta” Libros cofrades nº. 15, Málaga, 2014, p. 100.

(8). Ibidem, p. 103.

(9). Ibidem, p. 104.

(10). El Regional, Málaga, 31 de marzo de 1920, p. 4. Adolfo Domenech Viaplana, agente de aduanas junto a su hermano José, llegó a ocupar distintos cargos en la junta de gobierno, como los de secretario segundo, tesorero o primer mayordomo. En la publicación “Málaga en la mano. Guía oficial de Málaga. Año 1920” se informa de los miembros de la junta directiva del Rico, apareciendo como vocal Adolfo Domenech Fernández (?).

(11). Ibidem, p. 105. El cambio de advocación comenzó a gestarse en 1923 a colación de la reforma de los estatutos de la hermandad. En mayo se concertó una audiencia con el obispo Manuel González en la que se trató el asunto, indicando el prelado los pasos a seguir. La comisión solicitó un “triduo de confirmación” de la nueva advocación de la titular, a lo que el obispo accedió, aunque sin fijar fecha. Adolfo Alcauza Lobillo ocupó diversos cargos en la junta directiva, como los de mayordomo y tesorero.

(12). La Unión Mercantil, Málaga, 13 de marzo de 1926.

(13). Esta fotografía fue incorporada a mi archivo gracias a la generosidad del cofrade Álvaro Castilla, al que desde estas páginas deseo mostrar mi agradecimiento. Según la escasa información que conozco, la estampa procede de la familia Pinazo García que en 1929 contaba con los hermanos Alfonso y José como secretario y contador respectivamente.

(14). Información facilitada por el archivero de la cofradía, José María de las Peñas Alabarce, al que quiero expresar mi gratitud por su colaboración.

(15). Hasta la fecha sólo se conocía esta fotografía recortada por un marco de cartón ovalado o paspartú, lo que no permitía conocer todos sus detalles. Gracias al afán coleccionista y a la generosidad de Carlos Moreno Porras, podemos contemplarla en su totalidad.

(16). RODRÍGUEZ DE TEMBLEQUE GARCÍA, S. y PALOMO CRUZ, A.J., Op. cit., p. 113.

(17). La Unión Mercantil, Málaga, 28 de febrero de 1929.

2 comentarios en “A propósito de una fotografía inédita de la primitiva Virgen del Amor”

  1. Buenos días, David, soy Alfonso Vázquez de La Opinión de Málaga. Enhorabuena por su estupenda web.

    Quería pedirle permiso para publicar alguna foto de la Virgen del Amor, si fuera posible sin marca de agua, para el diario, la próxima semana. El pie de foto indicaría su archivo, en los términos que me señalara.

    Sería para acompañar uno de los reportajes con el catedrático Juan Antonio Sánchez López.

    En concreto necesitaría la tercera imagen del artículo o bien la última.

    Le adelanto mi correo electrónico (laciudad@laopiniondemalaga.es) por si lo necesita.

    Saludos cordiales

    Alfonso Vázquez

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    1. Buenas tardes, Alfonso. Disculpa que no te contestara antes. El ajetreo de la Semana Santa y otras circunstancias me han impedido acceder a los correos electrónicos donde habría leído tu comentario con tu petición. Lo siento muchísimo. Juan Antonio es amigo personal desde hace mucho tiempo y no habría habido problema con las fotografías. Ambas pertenecen al archivo de la cofradía del Rico, aunque yo poseo copias digitales en el mío particular. Me fastidia que no te haya leído antes. Para otra ocasión, espero poder ayudarte.

      Un cordial saludo.

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