Las primitivas imágenes de la cofradía de los Gitanos (y II)

Cerramos nuestra semblanza a los primitivos titulares de la cofradía sevillana de los Gitanos con una nueva imagen coloreada, en esta ocasión de la bellísima dolorosa de las Angustias, destruida junto al Nazareno en el incendio provocado de la Iglesia de San Román en la madrugada del 19 de julio de 1936, obra que se adjudicaba -de igual modo- al obrador del escultor hispalense José Montes de Oca y León (h. 1683-1754).

En nuestro anterior artículo exponíamos las bases por las cuales los estudiosos (sobre todo el profesor Antonio Torrejón) han identificado al antiguo Nazareno de la Salud con la imagen contratada por el prior del desaparecido hospicio del Espíritu Santo, obra documentada de Montes

de Oca en 1738 bajo la advocación  de las Tres Caídas, para suplir a la imagen homónima de la hermandad de los Marineros (actual de la Esperanza de Triana) que en 1736 se había trasladado a la Iglesia de Santa Ana. No dejando de ser una hipótesis defendida por el erudito antes citado, nosotros mismos nos aventuramos a conjeturar los motivos que pudieron mover a la comunidad religiosa del Espíritu Santo para llegar a desprenderse del Nazareno. Pues bien, esa misma causa hubo de ser la que permitió que la Dolorosa de referencia acabase siendo venerada como titular mariana de la hermandad de los Gitanos. Así, en el mismo año de 1738 en que fue concertado el Cristo, José Montes de Oca ejecutó para el mismo cenobio «… una imagen de Nra. Sra. de los Dolores en cuatrocientos reales… Item doscientos rrs de encarnarla y estofarla». Como señala Torrejón, la hipótesis manejada al tratar la escultura del Señor cobra igualmente valor en el caso de esta Virgen. En efecto, al visualizar fotografías de la antigua titular de la cofradía calé, se comprueba como la imagen respondía a las características morfológicas y estilísticas de las dolorosas con giro lateral de la cabeza del maestro. Subrayamos el matiz de imagen con la testa ladeada puesto que Montes de Oca realizó tres tipologías de dolorosa bien diferenciadas: la citada, las de composición frontal y en las que la Virgen alzaba la mirada hacia el cielo. La antigua Virgen de las Angustias participaba de los caracteres del primer tipo de dolorosa. De este modo, la atribución de la imagen a Montes de Oca no deja lugar a dudas, cuyos rasgos guardaban estrecha relación con la también desaparecida Virgen del Mayor Dolor de la hermandad del Cristo de las Aguas y con la Virgen de los Dolores de la hermandad de los Servitas, de la cual fue hermano el propio escultor. Como hemos señalado y en conclusión, estos datos nos llevan a pensar que la Virgen de los Dolores que el maestro realizó en 1738 para el Espíritu Santo, bien pudo ser la misma que la hermandad de los Gitanos custodió y veneró como de las Angustias hasta su destrucción en 1936.

La talla podría calificarse de excelente, presentando la cabeza girada hacia abajo y a la izquierda, mostrando una dramática expresión de dolor. El punto de partida formal hemos de situarlo en la Dolorosa sedente Servita, participando de sus característica la antigua Virgen de los Gitanos: rostro ovalado y afilado en la zona del mentón; boca de correcto dibujo cuyo rictus doloroso deja ver la talla de los dientes; entrecejo acusadamente fruncido; surco naso-labial marcado; barbilla redondeada y prominente mostrando un hoyuelo muy pronunciado, siendo uno de los grafismos del artista; cuello excelentemente trabajado (algo inusual en este tipo de tallas); manos finas y elegantes, de delicado dibujo y muy expresivas; policromía pálida y matices sonrosados… Recogiendo nuevamente las palabras del profesor Torrejón Díaz, «Sus Dolorosas siguen la tónica impuesta en las imágenes de candelero realizadas en el siglo XVII. No obstante, Montes de Oca intensifica el dramatismo expresivo. Los rasgos de sus dolorosas, severos y maduros, profundamente angustiados, aparecen crispados por el dolor que descompone las facciones, pero, paradójicamente poseen una infinita belleza».

Sirvan estas modestas palabras para evocar a una de las Dolorosas más hermosamente dramáticas de las que han venerado las cofradías sevillanas y una de las más celebradas de las salidas del taller de su muy probable artífice, José Montes de Oca, uno de los máximos exponentes de la imaginería religiosa sevillana del siglo XVIII.