
Vamos a inaugurar el blog con esta añeja fotografía del Archivo Temboury de los fondos de la Diputación de Málaga, en la que el escritor e intelectual local Ricardo de Orueta (1868-1939) retrató al célebre Crucificado de Santo Domingo, -entonces intitulado Cristo de la Buena Muerte y Ánimas– tallado por el eximio imaginero granadino Pedro de Mena y Medrano (1628-1688) hacia 1666 por encargo del obispo Fray Alonso de Santo Tomás para la Sala de Profundis del antiguo convento dominico. Tras ser descubierto por Antonio Palomino en 1724 quien aseguró que causaba la admiración de cuantos la veían, en 1882 fue redescubierto por el padre jesuita Moga en el ático del retablo mayor de la iglesia, desde donde fue bajado para situarlo en la segunda capilla del lado de la Epístola junto al busto de una Dolorosa atribuida al escultor granadino. Apenas veinte años antes se había creado una hermandad bajo el título del Cristo de la Buena Muerte, cuya imagen titular sería permutada con el incomparable Crucifijo de Mena que procesionaría por vez primera en 1883 tras haber sido restaurado. Hace ahora un siglo, esta cofradía y la histórica hermandad de la Virgen de la Soledad del mismo templo perchelero, se fundían en una Sigue leyendo «El Crucificado de Santo Domingo»