La Pasión oculta, Santa María, Madre de Dios

Nuestra Señora de la Soledad obra de Antonio del Castillo

Virgen de la Soledad. Antonio del Castillo (circa 1690-1700). Colección del autor.
Virgen de la Soledad. Antonio del Castillo (circa 1690-1700). Colección del autor.

Hace exactamente un año abríamos la sección La Pasión oculta dedicada a aquellas imágenes pasionistas de culto interno o privado, presentando una dolorosa de nuestra colección que habíamos venido custodiando desde la niñez, merced al legado de nuestra abuela paterna de quien adoptó su propio nombre: Soledad. Aquel artículo (La Pasión oculta: Ntrª. Srª. de la Soledad) se enfocó principalmente en el relato de la historia de la imagen a través de su conservación por nuestra familia y por nuestra persona, si bien apuntamos ciertos aspectos artísticos de la talla llegando a formular alguna relación con diferentes artistas, destacando por su ulterior importancia la vinculación que advertimos entre nuestra Virgen de la Soledad y otra serie de dolorosas malagueñas, como la primitiva Virgen de Consolación y Lágrimas, la de Fe y Consuelo o la Virgen de la Encarnación. En esa línea recordamos las analogías existentes entre la segunda de las vírgenes citadas y la Virgen de la Soledad de la iglesia de Santo Domingo, rasgos de los que nuestra Dolorosa de culto doméstico también era y es partícipe. Y finalmente señalamos que la Soledad de Mena había sido documentada en fecha cercana a la redacción de nuestro artículo, siendo obra del escultor antequerano Antonio del Castillo en 1692. Por lo tanto, uniendo esas piezas del rompecabezas, era posible arrojar algo de luz acerca de la autoría de la imagen de referencia. Sigue leyendo «Nuestra Señora de la Soledad obra de Antonio del Castillo»

Devociones perdidas, La Pasión oculta, Santa María, Madre de Dios

La Virgen de las Lágrimas de los Mártires

Virgen de las Lágrimas
Virgen de las Lágrimas (destruida). Pedro de Mena. Iglesia de los Santos Mártires. (fotocoloreado del autor)

Tras algunas semanas sin actividad, retomamos nuestro espacio para dedicar una breve semblanza a una de las imágenes de la Virgen Dolorosa más hermosas y valiosas de las que se veneraron en nuestra ciudad de Málaga. Hablamos de la célebre Virgen de las Lágrimas atribuida al granadino Pedro de Mena y Medrano (1628-1688) que recibió culto en la Iglesia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula hasta el 12 de mayo de 1931, siendo destruida durante la Quema de Conventos perpetrada por las hordas iconoclastas al mediodía de aquella fatídica jornada. A pesar de tratarse de una talla altamente considerada en los círculos artísticos, cofradieros e incluso académicos dada su extraordinaria belleza y valores plásticos, no existen demasiadas referencias bibliográficas en torno a ella, algo que podría llegar a sorprender si no fuese porque ha sido habitual que los eruditos no hayan prestado una atención singular a la producción de Mena desaparecida durante el periodo republicano, salvo lógicas excepciones de obras capitales como el Crucificado de Santo Domingo o la Virgen de Belén del mismo templo malagueño. Sigue leyendo «La Virgen de las Lágrimas de los Mártires»

La Pasión oculta, Santa María, Madre de Dios

La Pasión oculta: Ntrª. Srª. de la Soledad

Ntrª Srª de la Soledad. Anónimo s. XVIII. Colección privada.
Ntrª Srª de la Soledad. Anónimo s. XVIII. Colección privada.

No hemos podido resistirnos a inaugurar este apartado tan especial para nosotros de otra manera que con una imagen que fue devoción de nuestros antepasados y aún hoy lo es nuestra y de nuestra familia. Esta bellísima Dolorosa de tamaño algo menor del natural forma parte del patrimonio de nuestra familia paterna desde hace décadas. En concreto, fue nuestra abuela paterna la que la custodiaba y veneraba en su antigua casa de la Alameda de Colón, donde la conocimos en nuestra niñez en su alta hornacina en la entrada o hall (como le gustaba llamar a nuestro padre) iluminada por dos faroles de forja con cristales verdes… y nos encandilamos de ella, aun siendo un niño de apenas seis o siete años. Desconocemos cómo llegó a manos de nuestra familia y, en particular, de nuestros abuelos, aunque suponemos que nuestro bisabuelo, quien hizo sus escarceos en el coleccionismo de arte, pudo haber sido el que la adquiriese y regalase a su hijo, nuestro abuelo Carlos Varea Toledano. Nuestro padre nos recordaba que le habíamos pedido a nuestra abuela que si ella moría, nos podíamos quedar con la Virgen, algo que nosotros recordamos muy vagamente. Tristemente, tal circunstancia hubo de darse al tiempo, pasando la Dolorosa a nuestra casa particular donde se ha conservado desde entonces sobre una antigua máquina de coser Singer, cuyo oscuro mueble sirvió de improvisado altar. Sigue leyendo «La Pasión oculta: Ntrª. Srª. de la Soledad»

La Pasión oculta

La Pasión oculta (prólogo)

Detalle del Ecce Homo del Císter. Pedro de Mena, 1675.

 

El acervo artístico que atesoran los templos de nuestra ciudad es vasto y rico y, en lo referente a las imágenes sacras, podemos encontrar auténticos tesoros ocultos en la oscuridad de sus altares, hornacinas o camarines, lejos del ajetreo que rodea a las imágenes procesionales y cofradieras. No hace falta recordar la devastación artística que supusieron los acontecimientos anticlericales e iconoclastas de la década de los treinta del siglo pasado, por lo que, también huelga decir que las cuantiosas pérdidas de obras de arte no solo afectaron a las hermandades y cofradías, sino, por extensión, a las que se custodiaban en las iglesias desde tiempo inmemorial. Esas son las imágenes que van a captar la atención de esta categoría del blog, aquellas que siendo de carácter pasionista reciban exclusivamente culto interno… o privado en algún oratorio doméstico o familiar. Quizás a algún lector le sorprenda la riqueza artística que vamos a tratar de mostrar, puesto que algunas de estos iconos serían, no ya solo dignísimos exponentes procesionales en los días de la Semana Santa, sino que, en muchos casos, superarían en cualidades plásticas a los titulares penitenciales de nuestras cofradías. Sigue leyendo «La Pasión oculta (prólogo)»